Volvemos a las andadas. El otro día @mlalanda escribía este tuit:
Y yo he respondido:
Esto me recuerda a otra queja sobre este asunto que exponía Juan Gómez-Jurado y a la que respondí aquí mismo. La gente en Twitter anda muy preocupada con el mal ambiente que se respira, con haters que odian todo, que critican a todo el mundo. En estos últimos días @manuelbartual ha organizado un hilo que ha revolucionado Twitter, una historia sencilla y muy atractiva que puedes leer entera aquí, y aparte de pasar de unos pocos miles de seguidores a más de 400.000, se han organizado bandas pro y contra Manuel, algunos con muy mala leche.
Llevo 8 años y pico en Twitter y he visto de todo: historias entrelazadas, jugar con definiciones de palabras, las lecturas de los capítulos de Tolkien que nos hace @Daurmith, el polvo en la 604 descrito por @JuanGomezJurado, el uso magistral de las encuestas por @hematocritico, los memes, los #hashtag, los hilos como los de @manuelbartual o @aberron… En todas esas formas originales de usar la herramienta aparecen tarde o temprano los haters, los pro y los contra, hasta los y las tuitstars suelen aprovechar esas tendencias para meter mano y ganar adeptos. Tengo claro que son casos pasajeros, en la red del pajarito todo es efímero, lo que hoy es una afrenta mayúscula mañana es historia y pelillos a la mar, pero es cierto que a más gente tuiteando, más salidas de tono, como en un bar, como en una reunión familiar.
A eso hace mención también la ilustración de @mlalanda que abre este post, pero que un tuit o conjunto de tuits guste a todo el mundo es del todo imposible y mi amiga Naiara lo resume así:
Como ya he comentado arriba, Twitter tiene poderosas herramientas para dejar de leer lo que te molesta y que siempre va asociado a una persona que escribe: se puede bloquear, silenciar o dejar de seguir. Punto.
Para acabar, un consejo, como le decía a Juan Gómez-Jurado, si no te gusta tu Twitter, cambia de TL.